jueves, 8 de julio de 2010

EL CARÁCTER DE UN MASÓN

En nuestras tenidas hablamos en repetidas ocasiones de los principios de Libertad Igualdad y Fraternidad y tratamos a menudo la tolerancia y la abominación de los fanatismos, que son consecuencia natural de esos principios.
También es tema de nuestras reuniones el camino masónico que lleva al perfeccionamiento del iniciado, para que sea actor adecuado en la sustentación y defensa de los principios enunciados.
Sin embargo pocas veces hablamos del carácter que es requisito, y a la vez consecuencia, del seguimiento de ese camino masónico. Este trabajo quiere ser entonces una breve descripción de ese carácter, a fin de que nuestros Hermanos Aprendices puedan saber qué se espera de ellos en cuanto a carácter, en este camino que comienzan.

Ya en la iniciación hay definiciones que marcan la forma de ser del masón. El ritual del Aprendiz dice : “Las condiciones que exigimos para ser admitido entre nosotros son una sinceridad a toda prueba y una perseverancia absoluta en los propósitos.” .
Sinceridad a toda prueba, perseverancia absoluta, cualidades exigidas para ingresar y tanto más para permanecer.
Un masón que miente, aunque esté iniciado, ascendido y exaltado, no es masón.
Un masón que no persevera en sus propósitos , es decir que se rinde, aunque esté iniciado, ascendido y exaltado, no es masón.
La perseverancia, simbolizada en los viajes iniciáticos y en el sentido de la marcha en el templo, que nunca es retrógrada, es característica del masón. La Masonería no hubiera triunfado en sus principios, luchando contra tan grandes obstáculos sin esta cualidad. Es expresiva la frase de nuestro querido Hermano Leandro N. Alem cuando dijo, “que se rompa, pero que no se doble”.
La sinceridad está representada en la iniciación con la destrucción del testamento. Indicamos al nuevo iniciado “al proceder así, que nos basta para todo vuestra palabra honrada.” estableciendo un compromiso mutuo, basado en la moral racional que sustentamos, toda vez que la sinceridad es imprescindible para llevar adelante la Hermandad y toda buena Obra que encaremos.
Siendo las características más fuertes del Masón su sinceridad y perseverancia, no son, por supuesto, las únicas. El Masón, perseverante en la práctica de la Virtud, practica y posee las cuatro virtudes cardinales.
Antiguamente existía en cada esquina de la logia una borla para recordar esas virtudes, actualmente podemos ver las borlas dibujadas en cada esquina del cuadro sibólico.
La primer virtud cardinal es la Prudencia.
La Prudencia no es aquella pusilanimidad o indiferencia que nos aconseja no arriesgarnos cuando debemos. En Masonería entendemos por Prudencia al accionar dictado por la Razón.
Se dice que el hombre es un ser racional, sin embargo son las emociones, pasiones e instintos los que dominan la conducta del hombre no preparado.
Prudencia es dominar esas emociones y pasiones para ajustar nuestro comportamiento a los dictados de nuestra razón, teniendo en cuenta, con total discernimiento, la motivación y consecuencia de nuestros actos y su correspondencia con las Virtudes que practicamos y Principios que sustentamos.
Entendemos también por Prudencia el dominio de la palabra, objetivo también representado por el signo de aprendiz.
El dominio del Silencio, como espacio para la reflexión, la discreción ante los secretos, masónicos o profanos y el hablar poco y decir mucho, son expresión viva de la Prudencia.
La segunda virtud cardinal es la Templanza.
El diccionario define la Templanza como una “virtud cardinal , consistente en moderar cualquier tipo de apetito, sujetándolo a la razón”. Completa la definición con conceptos de moderación y sobriedad.
Vemos aquí los mismos elementos que en la Prudencia. Apetitos, que son resultado de instintos y emociones, y el factor regulador de la Razón, para ponerlos en su justa medida. El Masón no debe sucumbir a la tiranía de los vicios, porque es un hombre libre.
Ser Masón es ser frugal, moderado y sobrio, en gustos y comportamientos.
El Masón desprecia la inquietud, se contenta sin lujos, sufre sin quejarse y es resignado ante el infortunio.
La tercer virtud es la Fortaleza.
El Masón debe ser fuerte. Esa Fortaleza es consecuencia de la Perseverancia y la Templanza y está moderada por la Prudencia.
Es la Fortaleza necesaria para llevar a cabo la tarea, con energía y perseverancia. Es la Fortaleza que se convierte en Valor, cuando hay que arrostrar los peligros inevitables.
Es también la Fortaleza necesaria para ser sustento de otros más débiles.
La cuarta virtud cardinal es la Justicia.
Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde. No es tarea del Masón ser Juez. Dice nuestro código de moral “No juzgues ligeramente las acciones de los hombres; no reproches y menos alabes; antes procura sondear bien los corazones para preciar sus obras. “.
No es fácil sondear los corazones, descubrir las intenciones de los hombres y sus motivaciones, tanto cuando hacen el bien como cuando hacen el mal. Es por eso que el Masón no juzga ligeramente. Sin embargo el Masón vive en este mundo y debe reaccionar ante la injusticia. Con Fortaleza, pero también con Prudencia.
La justicia humana dista de ser perfecta, pero es anhelo del Masón que sus propios trabajos sean siempre Justos y Perfectos.
La sinceridad, la perseverancia, las cuatro Virtudes Cardinales, definen al Masón. Pero también podemos decir que el Masón es miembro de una sociedad de constructores. El Masón tiene por lo tanto un carácter constructor.
Esto significa que el Masón es un hombre que se define en la acción, en la acción de sus trabajos, pero también en su vida diaria.
Dijo William Morris. “¿Hay alguna buena obra que yo pueda hacer? ¿Hay alguna palabra buena que yo pueda decir?. Haga yo esa obra ahora, diga yo esa palabra ahora, porque no volveré a pasar por aquí.” . El Masón debe actuar en el momento preciso, no esperar, mirando entre los profanos que le rodean, quien da el primer paso, debe él dar ese primer paso, porque nunca más pasará por allí, y si no es un Masón el que lo haga ¿Entonces quién? ¿Por qué tendría que ser otro?.
Dijimos que el Masón es un constructor y entonces su accionar tiende siempre a la edificación , a la construcción, y no a la destrucción.
El Masón es pacifista y considera a la guerra como un crimen y detesta la violencia. Sin embargo el Masón vive en este mundo, es inocente pero no ingenuo. Lleva su espada en la mano izquierda, con la punta hacia abajo en actitud de defensa, no de ataque. Con la mano derecha realiza su tarea, pero está dispuesto a defender sus principios sin vacilación, con Perseverancia, Templanza y Fortaleza.
“Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás la inocencia, sin reparar en nada de los servicios que prestares” reza nuestro código Moral.
Sinceridad, Perseverancia, Prudencia, Templanza, Fortaleza , Justicia, Actividad Edificante, son características del Masón.
Sin embargo falta nombrar algo importante. Y eso es el Amor. El Masón hace todo lo que hace por Amor, Amor a la Humanidad, Amor a la Familia, Amor a la Verdad , Amor a los hermanos, Amor a la Libertad, es el Amor el motor de todo su accionar.

1 comentario: