jueves, 12 de agosto de 2010

El Ouroboros

Quisiera compartir con Uds., Q:.Q:. H:.H:., esta plancha denominada Ouroboros: La Serpiente que se come la cola. Esta imagen aparece en el estandarte de nuestra Logia Renacer Nro. 2, por lo que me pareció importante investigar sobre ello, y aportar estos conceptos que espero aporten luz y sean útiles en nuestra formación de aprendices.

Las serpientes han estado presentes en prácticamente todas las culturas y mitologías de cada civilización. Elemento de adoración unas veces y de repulsión o temor otras. Serpientes - o dragones, como equivalentes de dimensiones a veces titánicas- han alimentado leyendas y simbolizado diversos elementos desde el comienzo de los tiempos.

En occidente, las creencias cristianas y del islam la identifican con el demonio, en este caso con Satanás de acuerdo a la Biblia y el Corán, donde relata su condena por tentar a Adán y Eva.

En el Antiguo Egipto, Uadyet (la cobra) era la «Señora del Cielo», símbolo del calor ardiente del Sol y la llama del fuego. Representaba la fuerza del crecimiento, la fertilidad del suelo y de las aguas. Era la diosa protectora del Bajo Egipto y del faraón. Sin embargo, la serpiente Apofis eran el símbolo de las fuerzas maléficas que habitan el Duat, e intentaba retener la barca solar de Ra.

En el Lejano Oriente la serpiente es considerada un animal sagrado, divino y protector contra las energías negativas, que representa fuerza, energía y sabiduría. Además es venerada principalmente dentro de la cultura hindú. En el cristianismo el Espíritu Santo es representado en una paloma blanca, pero aquí, el Dios Shiva, es representado como una serpiente, sobre todo una cobra.



La cultura China la considera también una entidad protectora; un ejemplo de ello lo encontramos en la Gran Muralla China construida sobre un terreno montañoso y ubicado en el centro de color amarillo. En esta región también es utilizada como un símbolo en algunas artes marciales orientales.

De igual forma, en Mesoamérica era veneradas por gran parte de las culturas que allí florecieron. El ejemplo más famoso es el del Dios Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, Kukulcán para los Mayas.

En la antigua Roma, el dios Esculapio (dios de la medicina) adoptaba forma de serpiente, lo que le ha dado nombre a la serpiente de Esculapio. En este caso las serpientes también eran veneradas.

La serpiente al cambiar de piel se rejuvenece constantemente, es uno de los símbolos más significativo y complejos de entre los animales, y tal vez el más antiguo: combina lo masculino y lo femenino, es la fuerza primitiva de la vida, emblema de la divinidad creadora misma. El dragón es la personificación reptiliana del poder primordial, sinónimo frecuente de la serpiente en el mito y la leyenda, por ejemplo en Grecia y China se les llamaba drakonates a las serpientes grandes. Los dragones aparecen en múltiples narraciones como guardianes vinculados al inframundo y al conocimiento de los oráculos.

El uróboros u ouroboros (del Griego "ουροβóρος") es un símbolo ancestral que muestra a una serpiente o un dragón engullendo su propia cola y formando así un círculo, y representa en la figura del animal, el eterno retorno , pues sugiere que a un final le corresponde un nuevo comienzo en constante repetición, que el final de un camino o de un proceso significa un nuevo principio; de la imagen del círculo del animal que se cierra, resulta una expresiva metáfora de una repetición cíclica que significa la circulación de los tiempos, el fin de los mundos y nuevas creaciones, del morir y del renacer, en síntesis: la eternidad, ya simbolizada de antemano por el simple círculo.

Según la Enciclopedia Británica, el Uróboros u Ouroborus, es la emblemática serpiente del antiguo Egipto y la antigua Grecia, representada con su cola en su boca, devorándose continuamente a sí misma. Expresa la unidad de todas las cosas, las materiales y las espirituales, que nunca desaparecen sino cambian de forma perpetua en un ciclo eterno de destrucción y nueva creación.

El registro más antiguo de su aparición es en un libro de Alejandría, en el siglo II, que decía hen to pan, o "el uno, el todo" o “todo es uno”. Aquí ya se lo presenta mitad blanco, mitad negro, en alusión a la dualidad presente en todo

Hermes, a quien consideran Dios de la alquimia, define el ouroboros así: "Serpens cuius caudam devorabit", serpiente que devora su propia cola, simboliza al Mercurio alquímico. Simboliza la unidad cósmica, base del pensamiento hermético (Uno-Todo 'en to pan). Su forma circular, símbolo del mundo, es una alusión al "principio de clausura" o al secreto hermético. Por añadidura, enuncia la eternidad concebida como "eterno retorno". Lo que no tiene ni principio ni fin.

En la edad media a la serpiente llamada por los griegos Ouroboros se le asimiló con el dragón y se le impuso una actitud y un valor esotéricos, semejantes a los de la serpiente helénica. Dada la importancia de este emblema, es, con el sello de Salomón, el signo distintivo de la Gran Obra.

En la Alquimia, el Ouroboros simboliza la naturaleza circular de la obra del alquimista que une los opuestos: lo consciente y lo inconsciente. También es un símbolo de purificación, que representa los ciclos eternos de vida y muerte.

En el Ouroboros, comienzo y fin se reencuentran en un ritual constante de autotragamiento, imagen emblemática de la Gran Obra como opus circularis. Esta concepción de la Obra está ligada al recorrido del sol tanto como al motivo de la peregrinación del héroe y al de la cuaternidad, ya que el sol se mueve por cuartos trazados en el cielo.

Dentro de la Gran Obra, la cabeza del dragón o del Ouroboros, señala la parte fija, y su cola, la parte volátil del compuesto. En la iconografía alquímica el color verde se asocia con el principio, mientras que el rojo simboliza la consumación del objetivo del Magnum Opus (la Gran Obra).

Al autofecundarse sin cesar, encontramos un afán de equilibrio ya que si creara vida sin poner un límite, tendríamos un cosmos abarrotado de seres y así entraríamos en el caos, o sea el no-ser. Este equilibrio lo es de los principios fundamentales que nos rigen, vida y la muerte, del macho y la hembra, del Yin y del Yang.

Existe un detalle: para que la vida se manifieste es necesaria la muerte, (por eso la ambivalencia del símbolo, que contiene en sí significados opuestos y con ello nos lleva a la unidad) esto forma parte del equilibrio, por eso Ouroboros se muerde la cola. Ouroboros vislumbra tres pasos de la manifestación de esa vida: creación, sustentación y destrucción. Y nunca hay que perder de vista la esencia invisible que hace que esos tres aspectos sean diferentes fases de una única cosa. En conclusión, volvemos al tres que es uno. En Alquimia esto se entiende como vida, muerte y resurrección ("mejor" vida).

Otra interpretación, hace referencia a que está inspirado en la Vía Láctea, pues algunos textos antiguos hacen referencia a una serpiente de luz que mora en los cielos. En la mitología nórdica, la serpiente Jormungand llegó a crecer tanto que pudo rodear el mundo y apresarse su propia cola con los dientes. De la dinastía Chou en China (1200 ac) se han hallado grabados de ouroboros, simbolizando la continuidad de la vida con el dragón mordiéndose la cola.

En Resumen, desde mi óptica, la simbología del Ouroboros, encierra una gran significación. Empezando desde el hecho del rejuvenecimiento y el resurgimiento de la serpiente cuando cambia de piel, metafóricamente asociada con nuestra muerte como profanos y el inicio de una nueva vida, cuando nos iniciamos como Masones, representando el RENACER, nombre de nuestra augusta y respetable Logia. Asimismo encierra el principio del eterno retorno, la unidad del principio y el fin, de los polos opuestos, representando la dualidad presente en todas las cosas, como así también la trinidad, ya que hace mención de la creación, sustentación y destrucción o la vida, la muerte y la resurrección, que hace que todo exista, al recrearse y regenerarse eternamente.


Libertad - Igualdad - Fraternidad
M.: M.: W.:S.:P.:

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